Tras una vendimia totalmente manual, seleccionando uno a uno
los racimos, se fermenta en depósitos de acero y con una
posterior crianza en barrica de roble francés.
El día a día del proceso viticultor culmina en un vino
Mencía de color rojo cereza, que en boca nos deleita con un sabor fresco, afrutado e intenso de paladar final suave, una explosión de aromas y gustos.